De profundis
Se ve que los eufemismos deben de ser efectivos para paliar las consecuencias de los excesos de unos pocos que vamos a pagar unos muchos. Lo digo más que nada porque el Gobierno insiste en sus intentos de esquivar expresiones malditas como "crisis", que por cierto, en sus acepciones 6ª y 7ª de la definición que ofrece el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, se subsume perfectamente la situación actual.
Normalmente, para hacer frente a un problema y poder solucionarlo, lo primero que resulta menester es ser consciente de que existe una situación anómala y gravosa y aceptarlo (negar que te están pinchando con una aguja o incluso ignorar el dolor no va a cambiar el hecho de que realmente te están pinchando). No me parece tan trágico, se convoca a la prensa y se suelta: "tenemos una crisis de mil pares", añadiendo "y haremos todo lo posible por que nos toque lo mínimo los respetables gemelos, con un par". Tras eso, al tajo para asomar la cabeza.
En lugar de lo anterior, en este país lo de asumir circunstancias adversas no está muy de moda porque se puede utilizar como moneda de cambio para los reproches políticos y demás rastrerías. Nadie parece darse cuenta de que las situaciones difíciles es donde se hacen notar los hombres decididos, válidos, brillantes. En nuestra España (y no en exclusiva) de ese tipo de ciudadanos andamos escasos y para colmo no suelen estar metidos en política. Así que, con el panorama de tormenta que se avecina, en vez de prever, programar, analizar consecuencias y buscar soluciones útiles y urgentes para minimizar sus efectos, nuestros prohombres (por decir algo), se dedican a escurrir el bulto, huir en desbandada o ladrar a la tormenta (yo pensaba que sólo lo hacían los perros, pero los telediarios me han sacado de mi error). Cuando las cosas van bien, con el mar en calma, cualquiera sabe navegar y se las da de marino, pero cuando amenaza galerna sólo los que los tienen bien puestos se hacen cargo de la situación y organizan al resto de la tripulación para hacerle frente y salir con vida (los incapaces se bajan a la bodega y repasan el repertorio de oraciones a San Apapucio).
Lo mejor en estos casos si eres un cobarde incompetente y tienes una oposición tan o incluso puede que más inútil que tú, todavía tienes una salida con mutis por el foro: maniobras de distracción. Mayormente consisten en retransmisiones masivas de logros deportivos, crisis ajenas, peticiones de moderación de las opiniones ajenas (al Presidente del Banco Central Europeo, por ejemplo), etc. Un día tengo que hacerme un Master en ésto, que ando yo un poco flojo en esos temas y por lo que parece tienen cierto grado de éxito.
Aún así, no creo que al empleado (sobre todo de la construcción) que se va a quedar en la calle, al abuelico que tiene una pensión de subsistencia con la que apenas le llega ya ni para cebollas, ni al transportista autónomo que entre más viaje, más se endeuda, entre otras miles de situaciones, les levante lo suficiente el ánimo que España gane la Eurocopa, o que Alonso gane una carrera, o que el Madrid fiche al Cristiano Ronaldo (más bien igual resulta que hasta le cabrea que tales ídolos y salvaguardias del orgullo patrio, excepto el último, lo tengan hecho sin pasarlas canutas, por pura envidia, ya ve usté, como semos en este país de insidiosos).
Lo que realmente espero es que quien hasta ahora ha estado viviendo como los Grimaldi en Mónaco, sin pensar en que lo que sube, también baja, aunque las vaya a pasar canutas de todas, todas, por lo menos aprenda para la próxima, aunque no tengo mucha fe en la mayoría de mis compatriotas (demasiados siglos aguantando mierda ajena y encima por decisiones de políticos propios como para cambiar ahora la sintonía). De lo malo, si no aprenden, mejor para BMW, Wolkswaguen, Sony, LG y demás triunfadores de la acaparación de ahorros (o financiaciones, según se mire) de los curritos. Siempre hay que mirar el lado bueno.
No me alegro de la situación (a pesar de que a veces me levantan el ánimo casos concretos de orgullos desmedidos en el pasado que se chocan contra la realidad sin airbag, como buen español que soy), así que espero que el Gobierno lo haga bien. De momento no tiene pinta de que vaya a ser así, pero haría falta ser gilipollas (compuesto por gi-li-po-llas) para desear que se equivoque y que falle en algo que nos afecta a todos (sí, lo digo por varios medios que es lo que ansían desmesuradamente). Joder, cuando el barco corre el riesgo de ir a hacer turismo a las simas oceánicas, el que no vive más que por resaltar la incompentencia del capitán en vez de apoyarlo en lo que sea para salvar el pescuezo o incluso tomar iniciativas propias con ese fin, es que no razona bien, tiene el juicio obnubilado y es un imbécil indolente.
Señor Presidente del Gobierno, señores Ministros, Diputados y Senadores, dedíquense a lo importante y el resto, cuando se haya achicado el agua y no haya peligro de hundimiento, ya se verá... (¡Ah! y que Hacienda ate en corto a todos los "nuevos ricos" del ladrillo, que está la parte de los ingresos muy fastididada como para dejar de lado los más importantes y opacos, como para perder recursos y tiempo tocándoles los bemoles a los asalariados y pensionistas por 10 euros mal declarados).
He dicho.
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