lunes, diciembre 31, 2007

Tiempo.

Otro año que se va y que da la impresión de haber sido desaprovechado. El tiempo no ha sido utilizado para mejorar las condiciones de vida. Al final el balance ha sido trabajar más para ganar algo más, pero eso no tiene mérito.

Teniendo en cuenta que el tiempo es un bien escaso,  que ninguno de nosotros tiene segura su fecha de caducidad y que es más valioso en cuanto menor tienda a ser su duración o su aprovechamiento, creo que no valoramos correctamente lo que vale nuestro tiempo.

Cada una de las horas que trabajamos nos pagan una compensación dineraria a cambio de nuestro ocio. Es posible que estemos dispuestos a cambiar una hora de nuestro ocio al día por, digamos, 10 euros, ya que la satisfacción que nos producen los bienes o servicios que podemos comprar con ese dinero es superior a la que obtenemos por una hora al día de ocio adicional (nos quedan, quitando tiempo para comidas, sueño y trayectos, unas 12). Incluso seguramente, esos 10 euros por hora trabajada nos compensen otra hora más de pérdida de ocio al día, ya que nos quedarían unas 11. Pero llega un momento en el que en la hora "n" nos resulta más inconveniente trabajar que tener esa hora de  tiempo libre y ese punto de inflexión se alcanza a partir de la hora 7, según mi opinión (cada uno tiene la suya propia). A partir de ese momento, soportamos un coste indeseado. Estamos ofreciendo ocio por una contraprestación muy inferior a la satisfacción que nos proporciona el tiempo libre. Ésa es una decisión económica totalmente ilógica e inacertada.

A nadie se le ocurriría, excepto en el caso de las dependencias psicológicas o trastornos de la conducta, consumir compulsivamente cualquier cantidad que le ofrezcan de un bien, ya que llegará un punto de saturación en el que no tendrá tanto valor, teniendo cada unidad adicional de ese bien un valor cada vez inferior a la satisfacción que proporciona el dinero o tiempo o servicio que se cambia (coste de oportunidad, en suma).

Uno de los axiomas que constituyen los pilares de la ciencia económica es el principio de que los bienes son escasos y su valor, entre otras circunstancias menores, viene dado por la necesidad y la escasez de un bien. El tiempo es totalmente necesario para cualquier persona, es indispensable, irrenunciable y, sin embargo, tremendamente escaso. Y lo malo es que no se puede valorar correctamente cuánto vale el propio tiempo por el hecho de que no se puede calcular de cuánto dispone cada uno. En cualquier momento, algo sale mal y se acabó, de repente. Por eso es irrefutablemente mucho más valioso que cualquier otra cosa. La frase "el tiempo es oro" es mentira, el tiempo vale infinitamente más que el oro. El tiempo debería de ser el patrón por el que hay que medir el valor del resto de las cosas. Y por desgracia, no lo es, porque estamos cegados por pulsiones inducidas que determinan erróneamente nuestra capacidad decisoria y volitiva.

Decía un amigo que la fórmula de la felicidad es igual al límite de una función en la que felicidad= ingresos/horas trabajadas. Calculad lo que resulta cuando las horas trabajadas tienden a 0. Infinito. Sí, infinito.

Como propuesta para 2008 me planteo y os planteo el propósito de valorar mucho mejor nuestro tiempo, saber dedicar más a familia y amigos, al ocio, al descanso o a lo que sea que cada uno quiera o necesite y menos a procurar que mediante un intercambio injusto el tiempo lo tengan otros.

Y que todos lleguemos más felices al 2009.

PS: Os recomiendo el libro "el vendedor de tiempo", de Fernando Trías de Bes, de pocas páginas pero muy intensas.

Etiquetas:

2 comentarios:

A las 1 de enero de 2008, 13:19 , Blogger Unknown ha dicho...

Amén.

 
A las 2 de enero de 2008, 15:40 , Blogger ysa ha dicho...

Es curioso, me acuerdo de cuando nos mandaron leer 'Momo' en el colegio, de Michael Ende, y todo el mundo lo odiaba porque les parecía un pestiño... El libro no es lo más ameno del mundo, al menos a mí no me lo pareció, pero sólo la idea que desarrolla me parece sublime.
Sabeis de qué va, ¿verdad? Trata de una niña que descubre a 'los hombres grises' que le van robando el tiempo a la gente.
Así, la gente empieza a marchitarse, a perder sus ilusiones y a vivir una vida mecánica...
Aparentemente es una historia para niños, pero creo que es evidente que en el fondo hay algo más.

 

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio